Lámina Árbol berenjena. Técnica pintura acrílica sobre papel. Dimensión 70 cm de alto x 50 cm de ancho.
La obra parte de una observación simbólica y material de la piel, entendida no sólo como superficie, sino como umbral entre lo visible y lo oculto. Al igual que la corteza de un árbol, la piel contiene marcas, retiene memorias y evidencia el paso del tiempo. Esta analogía con la corteza, su textura, su capacidad de contención, su vulnerabilidad se convierte en el eje conceptual de la serie. A través de esta metáfora visual, intento abordar la relación entre la materia y la experiencia: cada piel humana o vegetal, es testimonio de vivencias únicas, de capas acumuladas, de lo que se revela y lo que permanece oculto.
Piel de Árbol es, en esencia, un proceso de exploración. A través de la experimentación técnica y matérica, busco abrir un espacio para descubrir aquello que subyace bajo la superficie: lo que aún no se ha revelado, lo que no siempre se puede nombrar. Es una invitación a mirar de cerca las capas, las texturas y los silencios que habitan en la piel, esa frontera viva entre el mundo exterior y nuestro paisaje interior.